CLIMATE ROCK’N’ROLL STAR
Diciembre de 2019. Durante unas semanas Madrid se convierte en el epicentro de las negociaciones globales sobre el mayor desafío al que se enfrenta la Humanidad en nuestra era. La COP25 reúne a técnicos, académicos, líderes políticos, grandes industrias y representantes de los órganos supranacionales más poderosos del planeta. El objetivo: intentar llegar a un acuerdo sobre qué se está dispuesto a hacer frente a la amenaza del cambio climático, cómo hacerlo y quién pagará por ello.En paralelo, y frente a esa cumbre oficial, miles de jóvenes enfadados por un futuro que pinta muy feo, herencia recibida por cortesía de esos mayores de traje, corbata y maletín, cargados de egoísmo, intereses cortoplacistas y falta de altura de miras.
Y poniendo rostro a esos indignados climáticos se ha erigido, de facto, una adolescente noruega llamada Greta Thunberg. Esta chica de 16 años permite que la rabia y la lucha global tengan un nombre propio, y así dar voz e inspirar a muchos. Pero también es objeto de iras, mofas y descréditos de tantos otros cuyos intereses o desconocimiento chocan con los objetivos que persiguen los jóvenes que se han levantado contra la inacción de sus mayores. Qué habituales han sido últimamente los debates encendidos y las discusiones acaloradas a propósito de una niña que decidió no ir al instituto los viernes en señal de protesta. Su exposición mediática, su capacidad de movilización global, así como las filias y fobias que despierta, están a la altura de las de una gran estrella de rock. Y si el cambio climático nos lleva a Greta, y Greta es como una estrella de rock… ¿acaso el rock no tiene nada que decir en todo este asunto del calentamiento global?
BREVE REPASO A DOS DÉCADAS DE ROCK POR EL CLIMA
En las últimas dos décadas ha habido esfuerzos notables por parte de la familia rockera mundial para ayudar a visibilizar el problema del calentamiento global y llamar a la acción conjunta. Los medios utilizados han sido variados en forma y alcance: desde los macro-conciertos estilo Live Aid hasta el trabajo mano a mano con ONG y grupos de presión sobre el terreno. Por supuesto, hubo algunas canciones con mensaje, pero en retrospectiva parece que no ha sido el formato con más impacto. Bandas, solistas, sellos o promotores parecen ser conscientes de que un “temazo anti-calentamiento” no es la mejor manera de conseguir un cambio. Sirve más aprovechar el potencial de influencia en la juventud (las estrellas son figuras a imitar para muchos fans), el privilegiado altavoz mediático del que disponen o la capacidad de generar opinión y debate al posicionarse sobre el tema. Como veremos, el impacto ha sido irregular, o no lo suficientemente relevante. Aunque tampoco se trata de cargar sobre los hombros de un puñado de músicos la responsabilidad de evitar el fin de nuestra especie, sí es cierto que en tiempos de hiperconectividad, su papel como referentes culturales universales no debería quedar en segundo plano. Más cuando el gremio cuenta con experiencia previa en eso de canalizar el descontento, la rabia y abanderar cambios sociales (¿hace falta hablar de Mayo del ’68 o del movimiento contra la guerra de Vietnam?).
También es cierto que eso de la amenaza a la vida en nuestro planeta tal y como la conocemos no ha sido una de las preocupaciones prioritarias de la opinión pública hasta hace relativamente poco tiempo. Como veremos en las próximas líneas, el asunto parece haber evolucionado: tras una época en la que las grandes estrellas nos indicaban a los de abajo -con toda la buena intención, pero con resultados discutibles- que este tema era serio, se llega a un punto -el actual- en el que son los colectivos de activistas descentralizados quienes marcan la agenda y canalizan el descontento, siendo el papel de las grandes estrellas el de acompañantes que brindan su apoyo sin robar protagonismo.
Live Earth. O los de arriba indicando el camino a los de abajo.
2007. Live Earth fue una idea promovida por Al Gore. Al estilo de los macro-conciertos Live Aid de Bob Geldof, el plan era contar con un centenar largo de artistas que se sumaran a 24 horas de música, enlazando diferentes localizaciones alrededor del globo (Nueva York, Londres, Hamburgo, Tokio…) transmitiéndolo en vivo por TV e internet. El evento pretendía alertar sobre la amenaza climática a millones de espectadores, con el atractivo de poner sobre el escenario a nombres como Beastie Boys, Smashing Pumpkins, Chris Cornell, Wolfmother, Jorge Ben Jor, Foo Fighters, MIA o Kanye West. Sin embargo la repercusión del acontecimiento no pareció estar a la altura de lo que se esperaba. Las cifras de audiencia fueron bajas (mi memoria no guarda ningún recuerdo de estos conciertos, y mucho menos de haber recibido el mensaje de alerta sobre lo que se nos venía encima), y hubo muchas críticas a cómo se enfocó la comunicación y a la falta de un objetivo claro para el evento. Tras el revuelo puntual aquel 7 de Julio, dudo que muchos fuesen más allá de pensar en reciclar esa botella que antes iba al cubo de la basura. Visto así, de poco sirvió aquel despliegue masivo, y casi todos continuaron con el business as usual.
Radiohead Carbon Neutral Tour. O los de en medio tomando medidas concretas e intentando generar conciencia.
2008. Radiohead, tras haber sorprendido a todos poniendo su nuevo disco In Rainbows (2017) disponible en descarga pay-what-you-want (por la voluntad, vamos), ponen en marcha el Carbon Neutral Tour para presentar el álbum. Tuve la fortuna de asistir al concierto en el Kindl Bühne Wuhlheide, un auditorio al aire libre a las afueras de Berlín, y doy fe de que el recinto era solo accesible en transporte público, las bebidas se servían en vasos reutilizables y las camisetas de los puestos de merchandising eran de algodón orgánico. Además, el equipo de la gira se redujo de 20 toneladas a una tonelada, alquilando material localmente en lugar de transportarlo de un lado a otro, y a los promotores se les exigía que la electricidad de cada recinto fuese de origen renovable y contratada a suministradores locales. Todo formaba parte de un ejercicio de la banda en el que evaluaron el impacto de carbono de varias de sus giras anteriores, en aspectos como el transporte utilizado por los asistentes, la logística y viajes de la banda y su material, la energía utilizada en los recintos o los residuos generados. Con esa información identificaron sobre qué puntos concretos podían actuar para conseguir eliminar o minimizar el rastro de contaminación que antes dejaban tras de sí. Además, fueron muy inteligentes y abiertos a la hora de comunicar cómo y por qué hacían esto, de manera que los fans y los medios podían sentirse parte de ello. Mi espina clavada de aquella experiencia: viajé en avión 2.300 Km para formar parte de ella (y me encontré con más madrileños por allí). Miro atrás y quiero pensar que los de Oxford estaban siendo pioneros en esa manera de concienciar y actuar, por lo que su mensaje lo tenía más difícil para causar un impacto transformador en los que lo recibimos.
Music Declares Emergency. O los de abajo pasando a la acción, apoyados por los de en medio.
2019. El mundo está regular. Dirán que aquella crisis de 2008 ha pasado, pero sus consecuencias siguen ahí, golpeando a los de siempre, y las perspectivas -económicas y ambientales- pintan feas para una gran mayoría de jóvenes hartos de la situación. Pero además de hartos, están cada vez más y mejor informados y tienen entre sus manos las herramientas que les permiten comunicarse y coordinarse de una manera sin precedentes. También pasa que las prioridades sobre las cosas que les preocupan cambian, y la amenaza climática se convierte en un asunto del que se saben los futuros primeros sufridores. Es en ese contexto en el que aparecen colectivos como Extinction Rebellion. Juventud por el Clima o Fridays for Future.
Sobre la base de la desobediencia civil no violenta, y con la ayuda de internet, son capaces de organizar campañas y acciones de gran impacto, logrando sacar los colores a muchos dirigentes y poniendo de nuevo en la agenda el problema de cómo frenar el calentamiento global. Y es a ellos a quienes vienen a ayudar cada vez más rockeros concienciados. Esta vez las estrellas se ponen a un lado, sin pretender ser abanderados de nada, conscientes de que su función es la de ser amplificadores de una causa que es de todos. Así, The 1975 graba un tema con Greta Thunberg, cuya recaudación irá destinada a Extinction Rebellion. Lo mismo harán Radiohead con el dinero que generó la publicación de las cintas hackeadas de las sesiones del OK Computer (1997). Massive Attack por su parte han colaborado con los mismos activistas actuando en algunas de sus concentraciones. Todo esto no les ha salido gratis, y muchos han sido acusados de hipócritas, en un intento del establishment de distraer la atención mediática. Su respuesta, admitiendo contradicciones entre su apoyo a los colectivos por el clima y su modo de ganarse la vida, pone a todos en su sitio, y nos puede servir a cualquiera como argumentario frente al cuñadismo imperante.
Por último, hace falta hablar de Music Declares Emergency. Cuando Fay Milton, batería del grupo post-punk Savages. estaba tocando en Coachella, se dio cuenta de lo absurdo de aquella zona verde en mitad del desierto de California, al mismo tiempo que cobraba más sentido lo que había experimentado durante las primeras convocatorias de Extinction Rebellion en Londres. Pensó que el mundo de la música necesitaba estar representado en el movimiento por el clima y, junto a otros artistas, sellos y promotores, pusieron en marcha Music Declares Emergency.
Todos los que se suman a esta plataforma se comprometen a usar el poder cultural y económico del sector de la música para llamar la atención del público sobre el problema del clima y presionar a los dirigentes. Se comprometen al mismo tiempo a reducir el impacto ambiental de sus actividades y amplificar el mensaje que resume el lema No Music on a Dead Planet (no habrá música en un planeta muerto). La lista de artistas que se han adherido cuenta con nombres como IDLES, Hot Chip, Mogwai, Caribou o Suede. Si bandas de este nivel llegan a una sala exigiendo que no se venda agua embotellada en sus conciertos, si planifican su gira minimizando los vuelos, o si hacen una declaración explícita poniendo el foco sobre el cambio climático durante una entrevista, podemos decir que el rock está dando pasos para poner su grano de arena en la buena dirección.
Y yo, ¿qué puedo hacer?
Pues antes de nada, aplicar el principio que recomienda consumir productos de temporada y de proximidad a tu dieta musical. Apoya tu escena local y prioriza conciertos de bandas en tu ciudad, a los que puedas llegar en transporte colectivo. No te olvides de tu poder de influencia como consumidor y, sobre todo, sé muy crítico con los promotores (especialmente con aquellos que se las dan de verdes) y hazles llegar tu descontento sobre sus prácticas insostenibles. Y si tienes una banda, échale un vistazo a esta guía para organizar una gira verde.
https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/musica/coldplay-realizo-su-unica-presentacion-en-jordania-nid2309369
«No haremos gira con este álbum. Estamos tomándonos un tiempo durante el próximo año o quizás también el siguiente para determinar (no sólo) cómo nuestra gira puede ser sostenible sino cómo puede ser activamente beneficiosa».